viernes, 9 de julio de 2010

El fin del recuerdo


Hoy vi al hombre más viejo de la historia. Media como 2 metros. Tenia la piel más arrugada que las grietas del desierto. Sus orejas eran enormes y su nariz casi tocaba la parte superior de su labio. Tenia pelos por todos los agujeros de su cara. Pero su barbilla perféctamente afeitada. El color de su piel era grisáceo – azulesco, Caminaba lentamente y erguido, con la mirada fijamente en mí. Sabia que lo conocía de algún lado. Lo Traía del brazo un hombre moreno, de una edad adulta. El encuentro fue en un galpón. Yo estaba sentado en una silla en el medio del lugar. No había nada ni nadie. Los dos hombres se acercaron y se sentaron junto a mi: “estamos esperando a que lleguen los demás”, me dijo el hombre moreno. asentí con la cabeza. No sabia en realidad lo que hacía ahí. Me habían llamado un par de días antes , diciéndome que me reuniría con ellos para discutir temas familiares. En realidad no conocía ni al moreno ni a ese hombre tan viejo . al rato llegaron mujeres y hombres, niños, gente de distintas edades y se sentaron con nosotros. Al cabo de un rato todo el mundo estaba conversando y existía un ruido en el ambiente. Todos conversaban a excepción mía y del hombre viejo, que lo único que hacia ,era comer maní de una manera exagerada. “ a este hombre lo conozco” me dije. De pronto me miró. Y no pude esquivarlo. Después de 2 segundos seria notorio y vergonzoso hacerle el quite, así que le sonreí. Se me acercó y me dijo al oído “ Mi mujer me dejó por un astronauta colombiano y hoy estoy de cumpleaños”. Lo miré extrañado, pero asentí con la cabeza nuevamente. “felíz cumpleaños,” le dije ¿cuántos cumple?” el viejo se me volvió a acercar:“debo tener serca de los doscientos años, si mal no lo recuerdo. pero me siento mejor que nunca. Es más, ya no siento frio ni calor, no siento mi cuerpo” lo miré y le dije: ¿cómo es que ha vivído tanto? A caso ¿no está cansado? El hombre miro para todos lados, supongo que para ver si alguien nos estaba escuchando. “ tengo un secreto”. “la carne de los elefantes es la clave” . El hombre se sirvió una copa de vino y volvió a mi oreja. “ Nada te da mas fuerza qué la carne de Paquidermo, sin poner en duda su sabor. Es exquisita. Los esquimales vivían 150 años. Según ellos la carne de mamut tenia poderes sobrenaturales que prolongaban la vida”. Sin dejar de escucharlo lo miré una vez más y sentí que lo conocía de algún lado. Me levante y fui al baño. Mientra orinaba, proyectaba la cara del hombre viejo en tremedio de mis dos hemisferios cerebrales. Pensé en el elefante. ¿ no será que el viejo se estaba transformando en un elefante?, su color, sus orejas, las grietas? Me reí solo, sabia que me estaba jugando una mala pasada. Me sacudí y volví a mi puesto. El viejo seguía ahí. Lloró un par de veces, cuando la gente le conversaba. Seguramente estaba borracho. Se sirvió otro vaso y se le quitaron la botella. El hombre vivía solo, nadie lo conocía, y yo estaba seguro que lo había visto en algún lado. Al final de la velada nadie se quedó. Sólo yo, el hombre moreno y el hombre viejo. Se levantaron y nos despedimos. El hombre viejo se me acercó al odio y me dijo: “te he visto en otra parte, quizas en tus recuerdos, cuando joven, cuando tu abuela no me abandonó, o yo no abandoné a tu abuela. Me regreso al corral” le dí la mano sin saber qué diablos me habia querido decir con eso. Los ví alejarse y me pareció ver un bulto en la parte trasera de su pantalón. Mientras se alejaban, me acerqué a la mesa y ví que aún quedaba vino, el que le habían quitado al viejo ese. Me lo serví en un baso. Estaba sólo. Bebí el vino, me heché un puñado de maní en la boca y me di cuenta que estaba ebrio. Me senté en el plástico y prendí un cigarro y pensé :”estoy seguro que lo he visto en alguna parte”.

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